Han pasado ocho años y, a pesar de ello, la economía global está perdiendo seguidores. Solo el 27% de los CEOs del estudio cree en la mejora de la economía global en 2016. La buena fe ha caído 17 puntos respecto a los dos últimos años, cuando casi la mitad (44%) creía que el crecimiento llegaría algún día. Todo apunta a que la espera seguirá prolongándose.

Este no es solo el único hecho pesimista del estudio. El 23% piensa que la economía global va a ir en declive, frente al 17% de 2014 y solo un 35% confía en el crecimiento de su empresa durante este año, frente al 39% el año pasado. “Globalmente estoy más preocupado por el bajón que ha pegado China y por la crisis de deudas que permanece en Europa”, dice Don Lam, CEO de VinaCapital, uno de los entrevistados por el estudio de PwC. “Si nuestro objetivo es ayudar a nuestros clientes a triunfar, pero la economía que les rodea no les facilita los recursos para tener éxito, nuestras previsiones se hunden”, dice Brian Moynihan, CEO de Bank of America.

La coyuntura es complicada y los CEOs citan una serie de motivos de esta “oscuridad”. De hecho, el 66% ve que hay más amenazas que hace tres años. “El mercado global cada vez es más global, por lo que las cosas cada vez cambian más rápido. Es un momento muy emocionante para hacer negocios, a la par que complicado. El pasado no es que sea muy buen predictor del futuro”, dice Susanna Campbell, CEO de Ratos AB.

Pero quizá lo que más pese en las mentes de los CEOs sean las tensiones geopolíticas. La máxima preocupación han sido la medidas tomadas tras los últimos ataques terroristas, por supuesto, algo en lo que los CEOs no tienen mucho control. La forma en que se decida gestionar una nación deja grandes huellas sobre las grandes empresas. De ahí, la importancia de utilizar las nuevas tecnologías para medir el éxito, más allá de los beneficios. “Una medida de éxito es todo lo que aportamos a la sociedad”, decía Don Lam.