El doctor Thomas N. Martin, autor de ‘Smart Decisions‘, considera que es recomendable desarrollar un buen mecanismo para tomar decisiones desde el principio de tu carrera. A continuación te explicamos cuáles son según él los mejores pasos a seguir para tomar una decisión rentable.

Amplía las fronteras, busca alternativas. Esto te obligará a examinar más detenidamente la situación o el problema, a mirarlo con otros ojos, a innovar en las soluciones y a fortalecer tus ideas.

Evalúa las alternativas pensando en el futuro. Todas las decisiones tienen consecuencias, tanto inmediatas como futuras, pero en las segundas solemos pararnos menos y a veces son las verdaderamente importantes. Por ejemplo, en el caso de una reinversión de ganancias: si las repartes, la consecuencia inmediata está bien, pero reinvirtiendo quizá puedas ganar más.

Fíjate en los resultados anteriores (si los hay). Está bien tomar riesgos, pero no tropezar dos veces con la misma piedra. Al menos, si tropiezas, hazlo a sabiendas y hazlo mejor. Para esto, fíjate en los resultados obtenidos cuando has obrado de igual forma, tenlos en cuenta.

No trates de quedar bien con todos. Es prácticamente imposible. Para que alguien salga beneficiado, probablemente alguien tiene que perder, por lo que no podrás agradar siempre a todas las partes. Escucha sugerencias y opiniones, pero decide en solitario si es posible.

Busca datos fiables en los que apoyarte. Las corazonadas no son muy fiables, así que trata de apoyarte en datos que sí lo sean para sopesar qué camino escoger. Busca datos exhaustivos y coherentes, analiza, compara.

Formúlate preguntas abiertas. Es decir, aquellas relacionadas con la cuestión sobre la que debes decidir que no pueda contestarte con un simple sí o un no. Por ejemplo, la técnica de los 5 porqués es muy útil para estimular el pensamiento crítico y el análisis más profundo.

No retrases la toma de la decisión. Dar demasiadas vueltas a las cosas no es bueno y mucho peor aún es retrasar las decisiones. Sea cual sea la situación, debes tratar de solucionarla con apremio. Identifica prioridades y plazos y, lo más importante, cúmplelos.

Ten en cuenta los factores personales y la intuición. Aunque suele tratarse de cuestiones subjetivas, es importante que las tengas en cuenta y las incluyas cuando des una explicación. Forman parte del contexto y como tal han de ser valorados, especialmente, por si existen percepciones erróneas que puedan empañar el trabajo.

Define soluciones para posibles imprevistos. Hay cosas imprevisibles e incontrolables, pero otras muchas pueden evitarse, paliarse o solucionarse, y debemos saber cómo actuar. Piensa en situaciones contingentes y en una solución para ellas. Mejor tener todo atado.

Elabora y comunica un plan de implementación (viable). Para que una decisión llegue a buen puerto, es necesario que todos los implicados conozcan de talladamente el plan para llevarla a cabo. Una buena idea puede quedar en agua de borrajas si tras la luz verde nadie sabe qué tiene que hacer.